La obra que inauguró este proyecto de nueva estética es la parroquia de San Bartolomé in Tuto (Florencia, Italia), proyecto que se desarrolló en dos etapas que comprenden el templo y el catecumenio, es decir, el complejo de salas celebrativas (1978-1982) y la realización de la corona mistérica (1984-1998). Esta obra supone el punto de partida para construcciones de nueva planta (como Santa Catalina Labouré de Madrid, 2003; o nuestra parroquia, construida en 2011) y para renovación de templos en España (San Pedro el Real y Virgen de la Paloma en Madrid o San Frontis de Zamora) y en otras partes del mundo.
En el caso de la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar, la idea que subyace a todo el proyecto es la recreación de un monasterio, con el templo y el catecumenio junto con las dependencias adyacentes. La concepción del templo responde a un espíritu de renovación de la arquitectura sacra que es muy anterior al Camino Neocatecumenal y supone una rica tradición de la que se alimenta. El principal antecedente de esta renovación procede de la relación entre el teólogo Romano Guardini (1885-1968) y el arquitecto Rudolf Schwarz (1897-1961). La concepción litúrgica de Guardini, generó una estética de la fe para redescubrir la fe a través de la belleza de los signos visibles. La objetividad de la liturgia incide sobre el espacio y así instituyen un canon que recupera elementos comunitarios celebrativos de la Iglesia primitiva: ubicación axial y cristocéntrica del altar, el banquete eucarístico, el uso de nuevos materiales propios de la sociedad urbana o industrial y el funcionalismo urbanístico. Schwarz agotó las posibilidades del canon: asamblea en forma de U, en cáliz abierto, en hemiciclo, canon que posteriormente ha sido adaptado a las condiciones propias de cada edificación.
El catecumenio y la zona de las dependencias auxiliares aún no está construida. El catecumenio recibe este nombre por tratarse del lugar de la catequesis, es decir, donde se haga resonar la fe. Se trata, por tanto, de un lugar donde se puedan generar hombres nuevos que se vayan transformando día a día en la imagen de Jesucristo. En el proyecto, todo gira en torno a un claustro interno cubierto en el centro del cual hay una fuente, signo de la fuente de la que habla el salmo 36: «¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!, los humanos se acogen a la sombra de tus alas; se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz». Todo lo que acontece entre estas paredes tiene como razón el ser fuente para saciar la sed del hombre que se acerca hasta esta casa.
De esta manera, la planta de entrada estará constituida como lugar de encuentro con el mundo: el patio central a modo de atrio de los gentiles, una sala de conferencias y los despachos parroquiales. En la planta superior habrá salas celebrativas y una biblioteca, así como viviendas para los sacerdotes.